Ceremonia del Sol
Autor: Carlos Páez Vilaró
Hola Sol…! Otra vez sin anunciarte llegas a visitarnos. Otra vez en tu larga caminata desde el comienzo de la vida.
Hola Sol…! Con tu panza cargada de oro hirviendo para repartirlo generoso por villas y caseríos, capillas campesinas, valles, bosques, ríos o pueblitos olvidados.
Hola Sol…! Nadie ignora que perteneces a todos, pero que prefieres dar tu calor a los más necesitados, los que precisan de tu luz para iluminar sus casitas de chapa, los que reciben de tí la energía para afrontar el trabajo, los que piden a Dios que nunca les faltes, para enriquecer sus plantíos, y lograr sus cosechas. Es que vos, Sol, sos el pan dorado de la mesa de los pobres.
Desde mis terrazas te veo llegar cada tarde como un aro de fuego rodando a través de los años, puntual, infaltable, animando mi filosofía desde el día que soñé con levantar Casapueblo y puse entre las rocas mi primer ladrillo.
Recuerdo que era un día inflamado de tormenta, el mar había sustituido el azul por un color grisáceo empavonado, en el horizonte un velero escorado afinaba el rumbo para saltear la tempestad, el cielo se llenaba de graznidos de cuervos en huida, la sierra se peinaba con la ventolera.
Olá Sol…! Mais uma vez você chega sem anunciar para nos visitar. Mais uma vez em sua longa caminhada desde o início da vida.
Olá Sol…! Com sua barriga carregada de ouro fervente para distribuir generosamente por vilas e aldeias, capelas camponesas, vales, florestas, rios ou pequenas cidades esquecidas.
Olá Sol…! Ninguém ignora que você pertence a todos, mas prefere dar seu calor aos mais necessitados, aqueles que precisam de sua luz para iluminar suas casinhas de chapa, aqueles que recebem de você a energia para enfrentar o trabalho, aqueles que pedem a Deus para que você nunca lhes falte, para enriquecer suas plantações e conseguir suas colheitas. É que você, Sol, é o pão dourado na mesa dos pobres.
Das minhas varandas, vejo você chegar todas as tardes como um anel de fogo rolando através dos anos, pontual, indispensável, animando minha filosofia desde o dia em que sonhei em construir Casapueblo e coloquei entre as rochas meu primeiro tijolo.
Lembro que era um dia inflamado de tempestade, o mar havia substituído o azul por uma cor cinza pavonada, no horizonte um veleiro inclinado ajustava o rumo para evitar a tempestade, o céu se enchia de grasnidos de corvos em fuga, a serra se penteava com o vento forte.
“Pero de golpe, como un anuncio sobrenatural, el cielo se perforó y apareciste vos.
Eras un sol nítido y redondo, perfecto y delineado, puesto sobre el escenario de mi iniciación con la fuerza sagrada de un vitreaux de iglesia.
Desde ese instante sentí que Dios habitaba en ti, que en tu fragua derretía la fe y que por medio de tus rayos la transmitía por todos los sitios donde transitabas.
Los mismos brazos de oro que al desperezarte iluminan el cielo, al estirarse a los costados entibian las sierras, o apuntando hacia abajo laminan el mar.
Hola Sol…! Cómo me gustaría haber compartido tu largo trayecto regalando luz, porque a tu paso acariciaste la vida de mil pueblos, compartiste sus alegrías y tristezas, conociste la guerra y la paz, impulsaste la oración y el trabajo, acompañaste la libertad e hiciste menos dura la oscuridad de los presidios.”
“De repente, como um anúncio sobrenatural, o céu foi perfurado e você apareceu.
Você era um sol nítido e redondo, perfeito e delineado, colocado sobre o palco da minha iniciação com a força sagrada de um vitral de igreja.
Desde aquele instante, senti que Deus habitava em você, que em sua forja derretia a fé e que através de seus raios a transmitia por todos os lugares por onde passava.
Os mesmos braços de ouro que, ao se espreguiçar, iluminam o céu, ao se estenderem para os lados aquecem as serras, ou apontando para baixo, laminam o mar.
Olá Sol…! Como eu gostaria de ter compartilhado sua longa jornada distribuindo luz, porque em seu caminho você acariciou a vida de mil povos, compartilhou suas alegrias e tristezas, conheceu a guerra e a paz, impulsionou a oração e o trabalho, acompanhou a liberdade e fez menos dura a escuridão dos presídios.”
A tu paso corrieron en estampida búfalos y antílopes, desperezó el león, se asombró la jirafa, se deslizó la serpiente y voló la mariposa. A tu paso cantó la calandria, despegó el aguilucho, despertó el murciélago y emigró el albatros.
“Ao teu passar, correram em estampida búfalos e antílopes, despertou-se o leão, surpreendeu-se a girafa, deslizou a serpente e voou a borboleta. Ao teu passar, cantou a calandria, alçou voo o aguilucho, despertou o morcego e migrou o albatroz.”
Hola Sol…! Gracias por volver a animar mi vida de artista. Porque hiciste menos sola mi soledad. Es que me he acostumbrado a tu compañía y si no te tengo, te busco por donde quiera que estés. Por eso te reencontré en la Polinesia, cuando te coronaron rey de los archipiélagos de nácar y los arrecifes dentellados de coral, o también en Africa, cuando dabas impulso a sus revoluciones libertarias y te reflejabas en el espejo de sus escudos tribales para inyectarles coraje. Te estoy mirando y veo que no has cambiado, que sos el mismo sol que reverenciaron los aztecas, el mismo de mi peregrinaje pintando por América, el que envolvió la Amazonia misteriosa y secreta, el que me alumbró los caminos al Machupichu sagrado del Perú, el de los valles patagónicos o los territorios del Sioux o del comanche. El mismo sol que me llevó a Borneo, Sumatra, Bali, las islas musicales o los quemantes arenales del Sahara.
A diferencia del relámpago que apenas proyecta en la noche latigazos de luz, desde tu reinado planetario, tus destellos continúan activos, permanentes.
“Olá Sol…! Obrigado por voltar a animar minha vida de artista. Porque fizeste minha solidão menos solitária. Acontece que me acostumei com tua companhia e, se não te tenho, te procuro onde quer que estejas. Por isso te reencontrei na Polinésia, quando te coroaram rei dos arquipélagos de nácar e dos recifes dentados de coral, ou também na África, quando impulsionavas suas revoluções libertárias e te refletias no espelho de seus escudos tribais para injetar-lhes coragem. Estou te olhando e vejo que não mudaste, que és o mesmo sol que reverenciaram os astecas, o mesmo do meu peregrinagem pintando pela América, o que envolveu a misteriosa e secreta Amazônia, o que me iluminou os caminhos ao sagrado Machu Picchu do Peru, o dos vales patagônicos ou os territórios dos Sioux ou dos comanches. O mesmo sol que me levou a Bornéu, Sumatra, Bali, as ilhas musicais ou as ardentes areias do Saara.
Diferentemente do relâmpago que apenas projeta na noite chicotes de luz, desde teu reinado planetário, teus brilhos continuam ativos, permanentes.”
Alguna vez la travesura de las nubes oculta tu esplendor, pero cuando ello ocurre, sabemos que estás ahí, jugando a las escondidas.
Otras veces, en cambio, te vemos sonreír cuando las golondrinas o las gaviotas te usan de papel para escribir las frases de su vuelo.
Gracias Sol, por invadir la intimidad de mi atardecer y zambullirte en mis aguas.
Ahora serás la luz de los peces y su secreto universo submarino. También de los fantasmas que habitan en el vientre de los barcos hundidos en trágicos naufragios.
Gracias Sol…! Por regalarnos esta ceremonia amarilla. Gracias por dejar mis paredes blancas impregnadas de tu fosforescencia.
Entre ventoleras y borrascas, cruzando ciclones y tempestades, lluvias o tornados, pudiste llegar hasta aquí para irte silenciosamente frente a nuestros ojos.
Porque tu misión es partir a iluminar otros sitios. Labradores, estibadores, pescadores te esperan en otras regiones donde la noche desaparecerá con tu llegada.
Y como respondiendo a un timbre mágico despertarás las ciudades, irás junto a los niños a la escuela, pondrás en vuelo la felicidad de los pájaros, llamarás a misa.
A tu llegada, se animará el andamio con sus obreros, cantarán los pregoneros en las ferias, la orilla del río se llenará de lavanderas y entrará la alegría por la banderola de los hospitales.
Chau Sol…! Cuando en un instante te vayas del todo, morirá la tarde. La nostalgia se apoderará de mí y la oscuridad entrará en Casapueblo. La oscuridad, con su apetito insaciable penetrando por debajo de mis puertas, a través de las ventanas o por cuanta rendija encuentre para filtrarse en mi atelier, abriéndole cancha a las mariposas nocturnas.
Chau Sol…! Te quiero mucho…
“Às vezes, a travessura das nuvens esconde teu esplendor, mas quando isso acontece, sabemos que estás aí, brincando de esconde-esconde.
Outras vezes, em contraste, te vemos sorrir quando as andorinhas ou as gaivotas te usam como papel para escrever as frases de seu voo.
Obrigado Sol, por invadir a intimidade do meu entardecer e mergulhar em minhas águas.
Agora serás a luz dos peixes e seu secreto universo submarino. Também dos fantasmas que habitam no ventre dos navios afundados em trágicos naufrágios.
Obrigado Sol…! Por nos presentear com esta cerimônia amarela. Obrigado por deixar minhas paredes brancas impregnadas de tua fosforescência.
Entre ventanias e tempestades, cruzando ciclones e tempestades, chuvas ou tornados, conseguiste chegar até aqui para partir silenciosamente diante dos nossos olhos.
Porque tua missão é partir para iluminar outros lugares. Lavradores, estivadores, pescadores te esperam em outras regiões onde a noite desaparecerá com tua chegada.
E como respondendo a um toque mágico despertarás as cidades, irás junto aos meninos à escola, colocarás em voo a felicidade dos pássaros, chamarás à missa.
Cuando era niño quería alcanzarte con mi barrilete. Ahora que soy viejo, sólo me resigno a saludarte mientras la tarde bosteza por tu boca de mimbre.
Chau Sol…! Gracias por provocarnos una lágrima, al pensar que iluminaste también la vida de nuestros abuelos, de nuestros padres y la de todos los seres queridos que ya no están junto a nosotros, pero que te siguen disfrutando desde otra altura.
Adiós Sol…! Mañana te espero otra vez. Casapueblo es tu casa, por eso todos la llaman la casa del sol. El sol de mi vida de artista. El sol de mi soledad. Es que me siento millonario en soles, que guardo en la alcancía del horizonte.
“Quando eu era criança, queria te alcançar com minha pipa. Agora que sou velho, só me resigno a te saudar enquanto a tarde boceja pela tua boca de vime.
Tchau Sol…! Obrigado por provocar uma lágrima, ao pensar que também iluminaste a vida de nossos avós, de nossos pais e de todos os entes queridos que já não estão conosco, mas que continuam desfrutando de ti de outra altura.
Adeus Sol…! Amanhã te espero de novo. Casapueblo é a tua casa, por isso todos a chamam de casa do sol. O sol da minha vida de artista. O sol da minha solidão. É que me sinto milionário em sóis, que guardo no cofrinho do horizonte.”
Carlos Páez Vilaró foi um artista uruguaio multifacetado, nascido em Montevideo em 1 de novembro de 1923 e falecido em Punta Ballena em 24 de fevereiro de 2014. Ele era pintor, ceramista, escultor, muralista, escritor, compositor e construtor. Filho de Miguel A. Páez Formoso, um advogado destacado, e Rosa Vilaró Braga, Páez Vilaró teve uma educação humanista e culturalmente rica.
Em 1941, aos 18 anos, ele viajou para Buenos Aires para trabalhar e depois retornou a Montevideo, onde se envolveu com a cultura afrouruguaia. Sua arte foi profundamente influenciada por essa experiência, refletindo temas da vida cotidiana afrouruguaia, como candombes e desfiles de chamadas.
Páez Vilaró empreendeu uma extensa viagem, explorando culturas afrodescendentes em vários países, colaborando com figuras como Albert Schweitzer em Gabão. Ele conheceu e foi influenciado por artistas renomados como Pablo Picasso e Salvador Dalí.
Sua criação mais famosa é a Casapueblo, uma “escultura habitável” localizada em Punta del Este, iniciada em 1958. Este edifício icônico, que também serviu como sua residência, é hoje uma importante atração turística e cultural do Uruguai. Páez Vilaró faleceu em 2014, aos 90 anos, em Casapueblo, deixando um legado artístico e cultural significativo faça um título interessante e envolvente com pergunta
Viagem a Punta del Este, Janeiro de 2019
Em janeiro de mil e dezenove partimos,
Punta del Este, destino dos sonhos,
O Enjoy, antes Conrad, abriu seus portões,
Recebendo-nos em seus luxuosos salões.
Nas ondas do Atlântico, os dias dançavam,
Sob o céu azul, nossos corações se encantavam,
Com Dani ao meu lado, amor a transbordar,
Cada momento em Punta, um tesouro a guardar.
Casapueblo, obra de Vilaró, tão imponente,
Paredes falando histórias, toque de mente brilhante.
Ao pôr do sol, a cerimônia, um espetáculo vibrante,
O astro-rei se despedia, em cores tão envolventes.
“Chau Sol…”, ecoava na despedida do dia,
Nostalgia se mesclava com a poesia.
Nós, abraçados, sentindo a magia,
Do sol que se punha, trazendo a noite fria.
Uruguai, terra de encantos e belezas mil,
Nossa viagem, um capítulo que nunca se finda.
Nos corações, as memórias sempre a fluir,
De um janeiro em Punta, onde o amor veio a florir.
Nas falésias de Punta Ballena, se ergue,
Um sonho de Vilaró, feito realidade,
Casapueblo, com suas formas, desafia o comum,
Nasceu das mãos do artista, ao sol e à lua, um tributo.
Cada curva, cada linha, um sussurro do mar,
Paredes brancas refletindo o brilho do céu,
Labirinto de emoções, galeria e lar,
Um ninho sobre o oceano, sob o manto azul.
Como pássaro construindo seu refúgio,
Vilaró moldou argila, sonho e paixão,
Cada sala, cada canto, uma história a contar,
Pinturas e esculturas, diálogos do coração.
Por décadas, as mãos do mestre trabalharam,
Expandindo, criando, em harmonia com a natureza,
Casapueblo, mais que uma obra, um hino ao criar,
Às tardes de Punta, onde o sol vem se deitar.
E ao entardecer, quando o sol toca o horizonte,
A cerimônia começa, um poema ao astro rei,
“Chau Sol…”, a voz de Vilaró ressoa,
Em Casapueblo, onde o tempo parece parar.
Neste lugar, onde arte e mar se encontram,
Sentimos a magia, a inspiração a fluir,
Casapueblo, eterna em sua beleza,
Um monumento ao sonho, ao amor e ao sentir.
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